Hace ya algún tiempo escribí un artículo dedicado a la enseñanza online en el blog de ELE Internacional, la plataforma de cursos online para profesores de español donde soy tutora de cientos de futuros profesores que quieren adentrarse en la enseñanza del español.
Durante el tiempo que llevo trabajando como tutora he podido corregir miles de actividades, hablar con cientos de docentes sobre sus dudas, miedos y retos a la hora de enseñar una segunda lengua como el español. Y en todo ese tiempo la enseñanza online ha sido uno de los aspectos a considerar para todo aquel que quisiera dedicarse a las clases de ELE.
Dar clases de español online
Siempre me he sentido orgullosa de haber podido ampliar mi espacio como docente dentro del mundo online, además de dar clases presenciales durante muchísimos años. Las clases online me apasionan y me parecen un ámbito donde el profesor despliega una serie de armas que le facilita la tecnología y que, en algunos casos, son específicas del mundo digital.
Ha sido un minúsculo virus y las consecuencias de la pandemia, lo que ha lanzado a miles de profesores de todos los lugares del mundo y de todas las especialidades a enseñar a través de la pantalla del ordenador, a ponerse al día con plataformas, herramientas TIC, gestión del aula virtual… Si das clases online la tecnología actualmente es fundamental, pero también sucede lo mismo en el mundo presencial ¿Qué profesor no lleva a sus clases vídeos, Kahoots, actividades interactivas, infografías…?
Algunas de las grandes ventajas de ser profesor online se han trasladado a hora a todos los ámbitos de la docencia. Nuestro propio ordenador es la ventana desde donde abriremos nuestras clases, donde vamos a compartir documentos, material audiovisual, infografías y demás con el estudiante, donde nos vamos a ver la cara el uno al otro en tiempos de confinamiento.
Todo esto supone que en las clases pueden haber diversas personas al mismo tiempo, en cualquier lugar del mundo y a cualquier hora, siempre y cuando tengan acceso a Internet. Supone también que, probablemente, vamos a realizar más materiales específicos para nuestros alumnos y a adaptar los que tengamos en los manuales que habitualmente veníamos usando en el aula presencial. Evidencia la mayor o menor habilidad del docente con el mundo digital y la necesidad de ponerse las pilas de inmediato para poder seguir ejerciendo con su profesión durante el tiempo en que la pandemia nos obligue a estar encerrados en mayor o menor medida.
Este virus ha transformado de la noche a la mañana muchos hábitos, ha puesto a trabajar a millones de personas desde sus casas, a puesto a estudiar a millones de estudiantes desde sus habitaciones. Plataformas como Zoom, antes restringidas al ámbito de las clases online y reuniones de empresas, han visto un aumento nunca conocido de sus usuarios, en apenas unos días Zoom pasó de 10 millones de usuarios a 200 millones, hasta que la evidencia de problemas de seguridad frenó su ascenso.
Pero pese a todo, el mundo online ha venido para quedarse. Muchos alumnos comprueban la eficacia de perseverar en clases particulares online y obtener unos resultados mucho más efectivos que en clases grupales donde a veces sienten que no reciben la atención necesaria.
Ventajas de la enseñanza online
Este tipo de formación se basa fundamentalmente en usar las herramientas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) que permiten comunicarse por vía electrónica y son imprescindibles para el aprendizaje del alumno. Entre sus ventajas más destacables están la flexibilidad horaria (no dependes de un horario ni de un espacio concreto de estudio, puedes adaptar tu formación a tu ritmo de vida), el material accesible, el no desplazarse (primordial en tiempos de Coronavirus), la amplia variedad acorde a las necesidades de cada uno y los contenidos actualizados.